Postule a la Especialidad, después de valorarlo casi durante cuatro años considerando que mi madre era la Coordinadora de la Especialidad, y renunciado para esto al puerto de jefe de enlace jurídico de la CNBBBJ en Chiapas en el que tenia ingresos bastante decorosos. Tenía, y tengo, un genuino interés por conocer sobre los procesos de leer y escribir, aunque en su momento los pensaba como "algo" necesario para proponer un plan de estudios para estudiantes de derecho que lograra formarlos para una práctica ciudadana a partir de incluir en la curricular lecturas de textos que tuviera ciertas carácteristicas.
Después de cubrir los requisitos que exigía la especialidad: entrevista, exámenes de conocimiento, ingles y psicométrico, realizar los pagos correspondientes, y antever la entrevista, fui acepto en la especialidad junto con 9 alumnos más. En mi grupo son el mayor, y la mayoría ronda a lo mucho un cuarto de siglo. Ser joven es increíble. Me siento alegre al verles pletóricos de si mismos. Recuerdo que Heberto Castillo repetía: "Ser joven y no ser incendiario es una contradicción hasta natural, ya nos tocará a los viejos hacerla de bomberos." No se siento tan joven.
En el primer semestre tuvimos muchas materias, creo que ocho lo son, aunque no me quejo de ninguna, porque pienso a la luz de la reflexión profunda y sería, que cada una de las materias aporto algo importante a mi formación profesional y personal. Trato de escuchar a todos, aunque no siempre lo logro porque tengo mis propios sesgos congnitivos, pero batallo por romper mis creencias cuando resultan vencidas por un buen argumento o razón (Es doloroso y desagradable, y liberador).
El primer semestre avanzó hasta consumirse así mismo, pero en el camino he logrado aprender mucho más de lo que había entendido sobre lo que implica todo entorno la cultura escrita, y sobre las prácticas de lectura y escritura como fenómenos sociales que suceden en cuatro niveles, según Wells: Ejecutivo, Funcional, Informático y Epidémico (pienso que los dos últimos niveles son uno). De tal manera que las personas estamos alfabetizadas (sabemos leer y escribir) cuando podemos atender estos niveles, es decir: decodificar, usar y comprender los textos que se producen y consumen en un contexto determinado.
He aprendido que los conceptos tienen procesos históricos que van dándoles contenido, y que por tanto no son una vez y para siempre y tampoco aparecen de forma espontánea, sino que son consecuencia de la construcción, y reconstrucción, que cada sociedad hace de acuerdo a sus propias interacciones y necesidades. Por tanto el alcance de un significado en cuanto su significación depende en gran medida de el sentido, y por tanto uso, que cada sociedad hace de aquel.
Aprendí que un análisis de un texto puede hacerse observando varios elementos: al autor, el momento de producción, los elementos literarios usados, las intenciones probables de producción del texto (políticas, emocionales, económicas...) y que por tanto la palabra por la palabra es reveladora de la superficies, pero excluye la riqueza de las cavernas.
He comprendido, no solo para la especialidad, la importancia del soporte de las prácticas sociales, y por tanto es necesario considerarla para el desarrollo de cualquier actividad que implique a otros, ya sea que este soporte sea, o tenga que construirse entre los participantes que se han de involucrar a las actividades que se propongan. Como sostienen Bartra, Petit,, Meek, Bauman y muchos otros: la socialización de una práctica soporta y da sentido a está.
Jorge Larrosa cuando habla sobre la experiencia pienso que que está es algo que no soy, pero que suceden en mi, en relación a otros, que además es un hecho finito y produce cambios en mi-sujeto. Creo que la especialidad en este sentido ha sido un experiencia porque me ha sujetado a nuevas prácticas y ha producido cambios epistemológicos y funcionales en mi aproximación a la cultura escrita, pero además se ha impregnado en mis prácticas personales y profesionales, permitiéndome socializar proyectos de maneras más eficientes.
Ciertamente no ha sido mil sobre hojuelas, pero nada que valga en la pena en la vida lo es... No ha tenido nada de sencillo el trabajo que he realizado durante la especialidad, pero aseguró (si es que alguien lee alguna vez esto), que vale mucho la pena.
Es muy interesante conocer la trayectoría de cada persona en la especialidad, creo que todos traemos ideas muy diferentes de lo que son los procesos culturales lecto-escritores y bueno, tu formación como abogado amplía mucho estas ideas.
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